El Test Genético Preimplantacional (PGT, por sus siglas en inglés) es el estudio genético que permite detectar alteraciones genéticas y cromosómicas en los embriones antes de su transferencia al útero minimizando el riesgo genético en la descendencia.
La técnica consiste en extraer un pequeño numero de células (2-7) de cada embrión en estadio de blastocisto, estado que se alcanza en el día 5-6 de desarrollo embrionario. Una vez se realiza la biopsia se procede a la vitrificación del embrión, a la espera del resultado del laboratorio de genética.
Las células obtenidas mediante biopsia se analizan con el fin de comprobar si el embrión tiene alguna alteración cromosómica o génica, permitiendo seleccionar sólo aquellos embriones que sean viables para su posterior transferencia al útero de la paciente.
El PGT permite a muchas parejas en tratamientos de reproducción asistida evitar abortos espontáneos aumentando las posibilidades de tener un bebé sano y evitando la transmisión de una determinada enfermedad genética.
El test genético preimplantacional (DGP) está indicado en los siguientes casos:
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