Ir al contenido La integridad del ADN espermático es un factor importante para la correcta transmisión de la información genética paterna. Daños en el ADN podrían afectar tanto a la fertilización como al proceso de desarrollo embrionario.
El test de fragmentación del ADN espermático analiza el estado en el que se encuentra el ADN de los espermatozoides, localizado en la cabeza de los mismos y que constituye su integridad genética. A mayor número de roturas o lesiones de este material genético, más difícil será conseguir el embarazo. Las roturas de cadena sencilla de ADN suelen estar más relacionadas con bajas tasas de fecundación y las de cadena doble con una lenta evolución en el desarrollo embrionario y también con un mayor riesgo de aborto.
Los estudios demuestran que aproximadamente 1 de cada 4 pacientes infértiles presentan niveles elevados de fragmentación en los espermatozoides y que, en los casos de hombres con seminogramas normales, la prevalencia es de aproximadamente 1 de cada 10.
Es por ello que, el estudio de la fragmentación de ADN debe considerarse como un parámetro independiente y complementario al estudio del varón mediante seminogramas, aportando de esta manera a los especialistas una información adicional valiosa en el momento de proponer un tratamiento de reproducción asistida o incluso, en el análisis de casos ya realizados con no éxito en el tratamiento por baja tasa de fecundación, embriones de baja calidad morfológica, fallo de implantación o abortos del 1er trimestre.
Varicocele
Infección genitourinarias
Estilo de vida
Edad, mayores de 45 años
Contaminación ambiental
Hábitos toxicos: tabaquismo
En el caso de que la fragmentación alterada sea relativa a cadena única, la técnica MACS ayuda a minimizar este problema de infertilidad masculina en los tratamientos de reproducción asistida, mejorando la probabilidad de conseguir el embarazo en los tratamientos de reproducción asistida.
En el caso de que la rotura sea en ambas cadenas del ADN espermático, la técnica Fertile Chip, nos va a ayudar a minimizar el número de espermatozoides que tienen el ADN fragmentado.
Gracias a estas técnicas de selección, podemos filtrar aquellos espermatozoides con menores tasas de fragmentación, mejorando las tasas de fecundación, la calidad morfológica de los embriones y el éxito en nuestros tratamientos.
